domingo, 30 de junio de 2013

UN PASADO QUE AÚN SIGUE PRESENTE EN EL CORAZÓN DE UN FANTASMA

Las ruinas de Ostia Antica aún muestran la decoración original de los pisos.
Es imposible dejar de sentir la presencia de quienes vivieron aquí algún día.
Foto: Katmarce

Aquí viví… Aquí soñé… Recorro los pasadizos que hoy están alfombrados con un manto verde de diferentes tonalidades y algunas flores silvestres que nacen entre lo que quedan de los hermosos mosaicos que decoraban los lugares públicos.

La calzada original divide la gran extensión de la ciudad.
Foto: Carlos Chacón
Estas son las ruinas de lo que una vez fue una ciudad viva --mi pueblo--, donde el comercio y el bullicio colmaban las calles hoy algo maltrechas por el paso del tiempo y los cambios de clima. La calzada principal aún se impone como un rompecabezas de piedra perfecto que sirve como guía para los turistas curiosos que deambulan entre lo que alguna vez fueran casas, tabernas, tiendas, almacenes y el gran teatro. Ese mismo lugar donde muchos dejamos bailando el eco de miles de sonrisas en la eterna acústica que aún se mantiene escondida entre la sólida estructura de las butacas de piedra, un eco que brincotea como si fuera una bala perdida rebotando en paredes de grueso acero.

Ostia, una ciudad a orillas del Tíber, en Italia, alguna vez fue rica y próspera gracias a su posición estratégica al servir como puerto comercial, luego fue saqueada, abandonada y hoy solo quedan restos de aquellos días. Muchos, como yo, compartieron entre camaradas y familiares el diario quehacer que aquí se desarrollaba. Hoy, solo somos sombras que se ocultan entre los altos marcos de piedra y las paredes de esta ciudad reivindicada por su valor histórico.

Aún se puede visualizar la distribución de esta gran ciudad
fundada alrededor de los Siglos IV-VII A.C.
Foto: Carlos Chacón
Para mí, no han sido más que unos cuantos parpadeos. Para los actuales visitantes, usurpadores de mi intimidad, son siglos de historia los que se acumulan en este lugar.

De esta forma, en mi actual estado etéreo, me mantengo deambulando por los restos de lo que fue mi vida terrenal siglos atrás, añorando, recordando y aprendiendo… Trátala con cuidado y respeto porque mañana podrías ser vos quien habite entre los escombros de un pasado que aún late en el corazón de un fantasma.

Katmarce—
27 de junio 2013