lunes, 19 de agosto de 2013

DE ROMERÍA A LA BASÍLICA DE LOS ÁNGELES

Esta es la Basílica que recibe a miles de romeros el 2 de
agosto de cada año. Foto: Katmarce
¿Cuántas veces nos hemos sentido frustrados y desmotivados de ver que trabajamos mucho para alcanzar un objetivo pero el camino no parece dar tregua y la meta se siente inalcanzable?...  Eso mismo pensé justo cuando, el pasado 1 de agosto, realicé mi primera romería a la Basílica de de los Ángeles, en Cartago, y pocos minutos después de haber empezado con la caminata de 18 kilómetros (aproximadamente), le pregunté a mi hermana cuánto habíamos recorrido…

… Para mi sorpresa, solo llevábamos poco más de un kilómetro, lo cual significaba que nos faltaban alrededor de 17 tantos más para llegar a nuestro destino… ¡No lo podía creer!...

Mi familia y yo iniciamos nuestra caminata a las 8.30 p.m. y la finalizamos a la 1.30 a.m. del día siguiente. Una gran masa de gente nos acompañaba y, aunque esto pareciera ser motivador, en algunos momentos resultaba molesto tropezar con muchachitos que solo buscaban “payasear” y perturbar a otras personas que llevaban su ritmo con fe.

El frío no era mayor problema. El problema hubiera sido la lluvia, pero por suerte esa noche solo nos alcanzó un “pelillo de gato” que nos dio la bienvenida cuando entramos a Cartago. Claro, para quienes ya han hecho esta travesía y no son grandes deportistas como yo, sabrán que esta andanza genera dolor físico y cansancio, la mezcla perfecta para incrementar la dosis de desánimo que se necesita para tirar la toalla.

…Pero todos los malos ratos pasan a un segundo plano cuando se cumple la promesa secreta de llegar al centro de Cartago, me imagino que es justo lo que siente un náufrago cuando se encuentra con agua potable luego de pasar largos días en altamar. Las fuerzas reaparecen, no sé de qué lugar recóndito, pero están palpables para ayudar con la siguiente misión: encontrar el valioso transporte de regreso a casa. Para nuestra suerte, esto sucedió con rapidez, aunque, como es bien sabido, esta tarea puede tardar hasta unas cuantas horas más.

En general, mi primera romería resultó ser muy gratificante y valiosa. Además de mis motivos espirituales, la lección colateral llegó en un momento importante donde necesitaba recordar que los valores como la perseverancia, el trabajo en equipo y la tolerancia siempre son recompensados.

-Más información sobre esta bonita tradición de nuestra Costa Rica, se puede encontrar en las páginas de Wikipedia-

Katmarce--