Uno de estos días, mientras caminaba por una vieja acera del barrio donde crecí, me asaltó un recuerdo que me acompañó en mi silencioso paso durante los metros que faltaban para llegar a mi destino.
Esa acera si acaso suma 50 metros de distancia, pero unos cuantos años atrás, cuando yo ni siquiera había iniciado mi etapa escolar, ese trayecto representaba una “buena caminada” para llegar hasta la pulpería que estaba ubicada en una casa esquinera.
Recuerdo que una tarde cualquiera mi mamá me pidió que le fuera a comprar algunas cosillas a la “pulpe” y a mí se me antojó aprovechar para hacerme de alguna chuchería, de esas que ahora parecen ser un pecado mortal para los más pequeños. Crucé la calle y empecé a caminar por la acera que ahora está algo carcomida por las inclemencias del tiempo y por la falta de cuidado de los vecinos.
En aquel entonces, los dueños del pequeño comercio del pueblo tenían un perro negro, cuyo pecho estaba adornado por una gran franja blanca que le llegaba hasta la parte inferior de su cuerpo; si me preguntan ahora, diría que se trataba de un gran danés. Era grande y llamativo, con patas estilizadas y un correr elegante. Su cara no me parecía tan afable, pues en aquel entonces yo no estaba tan familiarizada con el comportamiento canino, más bien le tenía algo de miedo y mucho respeto.
El animal acostumbraba a estar suelto en los alrededores y esta acera era parte de su reinado.Recuerdo que al cruzar la calle, me topé de frente con él, nos miramos mutuamente y algo no le gustó de mí, probablemente el miedo transpiraba por mis poros, motivo por el cual decidió corretearme a todo galope. Yo, por supuesto,me espanté, aceleré lo más que mis pequeñas piernas me lo permitieron y fue justo lo suficiente para llegar a una verja cercana a la casa de los dueños, donde tuve la intrepidez de subirme y pegar “alaridos” mientras el perro meladraba y trataba de morderme. Al instante, los responsables de la mascota salieron en mi auxilio y se llevaron al grandulón.
Creo que a estas alturas de mi relato, ya deben imaginarse que yo terminé tan temblorosa como una gelatina recién sacada del refrigerador y tan aterrada al punto de que no pude completar el encargo de mi mamá porque el llanto se hizo presente y lo único de lo que fui capaz fue de huir hacia mi casa.
Ahora me resulta divertido recordar ese día y lo mucho que ha cambiado todo: la acera, la calle, las casas, mi actitud hacia los perros… En fin, algunos años de distancia hacen una gran diferencia.
Como Víctor Flury lo escribe en una de sus notas de opinión de La Nación, haciendo alusión a Marcel Proust y a su obra “A la búsqueda del tiempo perdido”: eltiempo, ya no es irreversible, “sino capaz de la gracia de haber sido y continuar siendo”.
Katmarce—
Ay, mi chiquita, linda qué susto y yo le digo que yo así grandota ahora y con pechonalidad, que pone loquito al lindo del blog del sartén caliente y más caliente, pues yo mi chiquita todavía le tengo miedo a los perros, por culpa de uno de esos pequeños grises que me mordió un día con un mordi/eschnaucer.
ResponderEliminarBueno linda
ahora vente a mi blog a reír que ya lloraste con el perrote que cuentas...
Hola Pochis, gracias por la visita... Al ratito me doy la vuelta por la escuela. Saludos,
EliminarMe hace gracia imaginármela a usted en esas. Es simple, Katmarce, vea lo que me decía mi madre cuando estaba pequeño, salía para la escuela y tenía que pasar como doscientos metros con cualquier cantidad de perros saludándome. Me decía: "Usted hace la señal de la Cruz y dice: Muy fuerte venís, más fuerte es mi dios, la Santísima Trinidad me libre de vos".
ResponderEliminarVe, Kat, nunca me persiguió un perro, porque yo les decía eso. Me lo creí. Seguramente mi madre sabía que no iba a ser tan cierto ese rezo "anticanino", pero que me daba seguridad, me la daba. Por si acaso, usted puede rezar eso cuando Fran o yo nos acercamos a usted, amiga, jajajajjj.
Hola DW! Voy a tomar en cuenta su rezo anticanino para la próxima jajajaja... Pero yo creo que su mamá tenía algo de razón, dicen que los perros huelen cuando una persona les teme y si eso le daba seguridad a usted, seguramente, ellos lo sentían y por eso no hacían "el tiro" para atacarlo. Saludos,
EliminarHola Kat!
ResponderEliminarCómo cambia nuestra perspectiva a medida que nos hacemos "mayorcitos"! Ciertamente cuando estaba carajillo muchas cosas me causaban miedo o como mínimo les guardaba algún respeto... cosa que se pierde o se modifica con el paso del tiempo.
Yo tuve mis propios encuentros caninos y bueno, nunca pasó nada grave por dicha. Pero eso no quita el susto! Es una sensación extraña, pero una que puedes recordar y revivir con cierta facilidad.
Es como cuando hoy en día estamos pasando por un problema grande y lo que nos queda es el consuelo que algún día nos reiremos del asunto... parece que el tiempo lo llega a curar todo, o al menos nos hace tomar las cosas pasadas con mejor humor.
Salgamos a enfrentar a nuestros "perros malhumorados" y sigamos hacia adelante!
Un abrazo!
C.
Hola Carlos: Muy cierto lo que anotas, efectivamente, el tiempo le da una perspectiva diferente a los acontecimientos. Una buena moraleja para lo que dices sería: vivamos el presente con la sonrisa que nos causará en el futuro, no te parece? Un abrazo,
EliminarAh pero que bonita anécdota! Esas experiencias que fueron muy desagradables pero ahora se recuerdan con humor son las mejores, además que te dejan marcada.
ResponderEliminarYo siempre creí en lo de "si ladra no muerde" aunque tiene su realidad no es siempre el caso. JAJA
Saludos Kat!
Que vemos ahora que se acabaron todas las temporadas en al tele?
¡Qué bueno que te gustó, Sergio!!... Digamos que esas "odiseas" siempre nos acompañarán de una forma especial...
EliminarQué difícil tu pregunta!... Yo estoy esperando por la nueva temporada de Breaking Bad (que la darán en AXN a partir del 16 de junio) y por la de The Walking Dead (¿será hasta el otro año?)
Saludos,
Yo te recomiendo Pan Am(en el blog)... pequeña y simple, pero se disfruta.
EliminarMe has traido recuerdos de mi chiquititud, me paso algo parecido.
ResponderEliminarComo ha pasado el tiempo.
Saludos
David
Qué bueno, David!!... Esa es la idea ;-)
EliminarSaludos y gracias por pasar
De verdad funcionó el "Muy fuerte venís, más fuerte es mi dios, la santísima trinidad me libre de vos", solo que quienes se corrieron fueron los cuervos de Francisco
ResponderEliminarAh sí??... De verdad??... DW, y por qué no veo su avatar?
EliminarEste comentario lo hice desde Google+ y ahí no he puesto foto ni creo que lo vuelva a usar.
EliminarEstimadísima Katmarce:
ResponderEliminarMe recordó tu ameno relato episodios vívidos de mi infancia y adolescencia. Oye, y ya sabes, has caso a nuestro querido William: búscate un conjuro contra él y Fran, mira que te lo recomienda el propio Venegas (Ya le había pasado un conjuro a Jéssica contra este dúo dinámico "Willfran", y Varela Ruiz dice que le funcionó de maravilla).
Abrazos
¡Qué bueno verte por acá, Ruffino!... Creo que es un pasaje común para muchos, verdad??... En realidad, yo no tengo deseos de alejar a mis amigos WillFran, solo que se porten bien. Saludos!!
EliminarMiren a Frank Ruffino por donde apareció y yo que venía a preguntarle a Katmarce por sus amores,
ResponderEliminarmejor ni lo hago.
Ah! KAT: como mi blog está jvbsucakbsdcb con eso de seguidores y demás tonteras, habilité la opción de seguirme por correo para que pruebes, así hice con el tuyo y me llegan al correo tus entradas, me encantó la opción. SALUT!
ResponderEliminarMe parece una buena idea, Sergio... Ahorita te visito y me inscribo, "deuna" :)
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