![]() |
Imagen tomada de esconsindromedesjogre.com/blog/ |
La mancha alrededor
del ojo era de un color negro diluido y aún chorreaba de forma extendida sobre
la mejilla. El tinte que usaba para darle
vida y contorno a su mirada vivaz en los días de sol, había sufrido los estragos de
una lluvia gris. Las pestañas aún humedecidas
fueron testigos del mar de angustias y tristezas que pasaron en tan solo unos
minutos de desahogo.
Dentro de
ese ojo brilloso, de color caramelo y pupila dilatada, se escondía un alma
temblorosa e inquieta que se auto-exiliaba con la misma rapidez que lo hace una
tortuga en su caparazón, ante la amenaza de un atacante.
Fueron tan
solo unos minutos de llanto. La válvula
abierta de dudas y tribulaciones sin respuesta.
Era el cansancio de momentos de agitación constante, el escape de un
malestar sin dolor físico… Era esa alma afligida y fatigada que trataba de
buscar acomodo, que estiraba sus extremidades adoloridas por el viaje para sentir
alivio momentáneo.
Tal y como
reacciona una gaseosa sacudida dentro de su envase, así sucedió esa tarde
teñida de matices grisáceos. No hubo aviso y muchas justificaciones.
Fue la explosión de un corazón estremecido, semi-protegido dentro de una coraza de
piel y huesos, el que provocó aquella mancha sombría de color negro diluido alrededor
del ojo.
Katmarce—