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Esta es la Basílica que recibe a miles de romeros el 2 de agosto de cada año. Foto: Katmarce |
¿Cuántas
veces nos hemos sentido frustrados y desmotivados de ver que trabajamos mucho
para alcanzar un objetivo pero el camino no parece dar tregua y la meta se siente inalcanzable?... Eso mismo pensé justo
cuando, el pasado 1 de agosto, realicé mi primera romería a la Basílica de de
los Ángeles, en Cartago, y pocos minutos después de haber empezado con la
caminata de 18 kilómetros (aproximadamente), le pregunté a mi hermana cuánto
habíamos recorrido…
… Para mi
sorpresa, solo llevábamos poco más de un kilómetro, lo cual significaba que nos
faltaban alrededor de 17 tantos más para llegar a nuestro destino… ¡No lo
podía creer!...
Mi familia
y yo iniciamos nuestra caminata a las 8.30 p.m. y la finalizamos a la 1.30 a.m.
del día siguiente. Una gran masa de gente nos acompañaba y, aunque esto
pareciera ser motivador, en algunos momentos resultaba molesto tropezar con
muchachitos que solo buscaban “payasear” y perturbar a otras personas que
llevaban su ritmo con fe.
El frío no
era mayor problema. El problema hubiera sido la lluvia, pero por suerte esa
noche solo nos alcanzó un “pelillo de gato” que nos dio la bienvenida cuando entramos a Cartago. Claro, para quienes ya han hecho esta travesía y
no son grandes deportistas como yo, sabrán que esta andanza genera dolor físico
y cansancio, la mezcla perfecta para incrementar la dosis de desánimo que se
necesita para tirar la toalla.
…Pero todos
los malos ratos pasan a un segundo plano cuando se cumple la promesa secreta de
llegar al centro de Cartago, me imagino que es justo lo que siente un náufrago cuando
se encuentra con agua potable luego de pasar largos días en altamar. Las
fuerzas reaparecen, no sé de qué lugar recóndito, pero están palpables para
ayudar con la siguiente misión: encontrar el valioso transporte de regreso a casa.
Para nuestra suerte, esto sucedió con rapidez, aunque, como es bien sabido,
esta tarea puede tardar hasta unas cuantas horas más.
En
general, mi primera romería resultó ser muy gratificante y valiosa. Además de
mis motivos espirituales, la lección colateral llegó en un momento importante
donde necesitaba recordar que los valores como la perseverancia, el trabajo en equipo
y la tolerancia siempre son recompensados.
-Más información sobre esta bonita tradición de nuestra Costa Rica, se puede encontrar en las páginas de Wikipedia-
Katmarce--