domingo, 3 de noviembre de 2013

INDEPENDENCIA VERSUS CONVIVENCIA


La convivencia no es un asunto fácil. El compartir el mismo techo con los padres, con amigos (as) o con una pareja no es siempre color de rosa como lo muestran en las series “Friends” o “Mad About You”. Tampoco el vivir solo (a) es tan emocionante como la vida de Carrie en “Sex and The City”.

Es por ello que la decisión de cómo se quiere vivir requiere reflexión y conocimiento de sí mismo. Por ejemplo, si se elige convivir con otras personas se debe fomentar la tolerancia, la paciencia y el amor por el prójimo, todo esto, a su vez, producirá nutridos frutos como son la buena compañía y la solidaridad. Además, los gastos y las tareas del hogar podrían alivianarse ante la colaboración de quienes nos acompañen en la aventura.

Por otro lado, el vivir consigo mismo representa un reto de sobrevivencia. El mantenimiento del espacio donde se vive y la falta de alguien con quién hablar son los desafíos más representativos ante una alternativa de mayor independencia y espacio propio. Claro, también hay que considerar la carga monetaria, pues se debe emprender un régimen ordenado y menos holgado, en cuanto a las finanzas, para evitar el caos.

Pienso que en estos días, muchas personas se toman a la ligera esta decisión sin antes hacer un recuento de lo que se tiene, lo que se requiere y, al final, lo que se quiere de la vida. La presión social y las imágenes distorsionadas que recibimos por muchos canales, en algunas ocasiones, de forma inconsciente, le juegan malas pasadas a nuestra realidad.

¿Qué opinan ustedes?...


Katmarce—