“Toda nuestra vida se basa en una ilusión aceptada socialmente. Lo difícil es verte a ti mismo”… Esto se lo dijo John Lennon a Jonathan Cott, colaborador de entonces de la revista Rolling Stone, 30 años atrás durante la famosa última entrevista que le hicieran a este artista antes de que encontrara la muerte en manos de Mark Chapman.
La transcripción de dicha conversación fue publicada en el pasado mes de diciembre, en la Rolling Stone, con motivo de los 30 años de la muerte de Lennon. En lo personal, me sorprende que esta charla amena, sincera y reveladora haya sido olvidada por Cott y si no es gracias al trabajo de limpieza que estaba realizando en su closet, las cintas hubieran permanecido ahí por mucho tiempo más.
El extenso artículo es sumamente rico en detalles honestos y algunos pasajes nuevos para mí. En él se describe a un Lennon simple y complicado a la vez, auto-descrito como un hombre egoísta que muchas veces sentía miedo, aunque afirmaba ya no tener tanto miedo de sentir miedo.
Precisamente la frase con la que inicio esta entrada, sale a relucir después de que el ex – Beatle admitiera que desde pequeño él trababa de ocultarse a través de la apariencia de un tipo “rudo”, al estilo James Dean, solo para camuflar su misma inseguridad. Fue gracias a Yoko Ono que logró aceptarse y dejó de aparentar.
Yoko Ono, esta extravagante mujer, odiada y admirada a la vez, también hace un aporte hermosísimo a esta entrega conmemorativa de la revista. En su nota escrita el 18 de octubre del año pasado, Ono es explícita en sus sentimientos. Ella amaba profundamente a su compañero de batallas, tanto así que se enfrentó a la posibilidad de la separación para permitirle a John volver a ser el artista que sus fans reclamaban. Pero no solo por eso, el desprecio que muchos profesaban por esta unión, la llegó a perturbar y deprimir; sin embargo, Lennon fue su más grande apoyo; fue defendida y valorada por él hasta el último día de su vida.
En la entrevista, John vislumbraba un futuro lleno de proyectos por cumplir. Se habló de la posibilidad de salir de gira con Yoko e, incluso, ¿porqué no?, tener un programa de televisión juntos... “Pero aún hay tiempo”, decía. Luego la conversación se encamina a un pasaje curioso de su vida, cuando un astrólogo inglés predijo que él iba a vivir fuera de Inglaterra y la nota finaliza con un párrafo que llama la atención y el cual me permito transcribir de forma textual:
“Sé muy bien que cada quien fabrica su realidad y que gozamos de libre albedrío, pero quizá hay algo de predestinación en todo esto. ¿Existe siempre una bifurcación en el camino, y acaso los dos senderos que se te presentan tienen que ver por igual con el destino? Puede haber cientos de senderos, podemos tomar uno u otro –existe una elección- pero en ocasiones todo es tan raro”, comentó John en aquel momento.
Me parece que Jonathan quiso dejar entrever en su artículo alguna broma cruel del destino, un halo de fatalidad que envolvía los últimos días del ex – Beatle, un aderezo que condimenta este valioso y nostálgico material, sobre un artista de 40 años que apenas empezaba a retomar su carrera musical desde una perspectiva más personal y madura… ¡Lástima que no hubo tiempo para ver su desarrollo!
Katmarce—