miércoles, 25 de mayo de 2011

BREAKING BAD: DROGA TELEVISIVA DE CALIDAD


Les presento a Jesse y Walter
La mosca apareció y Walter se cegó con su muerte. El insecto era un ingrediente contaminante que no combinaba con la integridad de su laboratorio de metanfetamina. Durante 50 minutos, la angustiosa necesidad, casi obsesiva, de eliminar a este pequeño invasor –tan fastidioso como su propia consciencia- dio sus frutos, para tranquilidad de los televidentes que seguimos de cerca la trama de “Breaking Bad”.

Colores e imágenes que complementan de forma inteligente los diálogos y los mensajes son parte del paquete que hace de esta serie un producto sobresaliente que merece ser visto en su horario de domingo por la noche, por AXN.

No por nada “Breaking Bad”, en su tercera temporada, goza del beneplácito de la crítica y se ha destacado en los Premios Emmy desde su lanzamiento en el 2008. En el 2009 y 2010, Bryan Cranston –actor principal que representa de manera magistral el papel de Walter White- ganó los Emmy como mejor actor de serie dramática.  Y en el 2010, se le unió Aaron Paul –a cargo de darle vida al molesto Jesse Pinkman- con el premio como mejor actor de reparto en serie dramática.

Para quienes no han tenido el placer de conocerla, la serie trata de un profesor de química (Walter), quien es diagnosticado de cáncer pulmonar, a sus 50 años de edad.  Esta situación y su motivación por conseguir dinero extra para su familia hacen que el apacible personaje se transforme en un cotizado productor clandestino de metanfetamina, conocido como “Heisenberg”. Con la ayuda de Jesse, un ex alumno, adicto a las drogas, a veces sin escrúpulos y otras veces tan vulnerable, se convierten en el “dúo dinámico” y logran abrirse camino en ese oscuro mercado situado en Albuquerque, Nuevo México.

En esta tercera temporada mucho ha cambiado, incluyendo la forma en la que Walter y Jesse cocinan su receta “perfecta” (y no necesariamente la que Hattori recomendaría), pero lo que se mantiene constante es la inigualable forma en la que se transmite la tensión entre los personajes y las situaciones. La mezcla de una fotografía impecable, encuadres artísticos y música cuidadosamente seleccionada, son parte de los elementos destacados que convierten a esta serie de televisión en una excepcional droga, altamente adictiva.


Katmarce--

miércoles, 18 de mayo de 2011

SANGRIENTA SATISFACCIÓN


Aún agonizante y desfallecido sentía cómo la humedad caliente y palpitante en su garganta rozaba su piel y se desbordaba desde sus venas.  Su vida estaba derramándose por su cuerpo con propósito de causa, pues en sus manos aún tenía la navaja culpable de este delicioso alivio a sus delirios.

Fue una idea que se le ocurrió en un asalto de desesperación y anhelo por encontrar paz, por olvidar todas las dificultades que habían asaltado su mundo y por conocer las maravillas que el desconocido “más allá” siempre había prometido.

Una navaja fue lo primero que encontró esa noche, junto con un poco de whisky mezclado con algunas pastillas recetadas para contrarrestar esa ansiedad que lo había acompañado por varios meses, en noches de insomnio y días de desesperanza…  Bebió y tragó las cápsulas blancas… ¿Cuántas?...  Lo que fuera necesario para adquirir el valor de atentar contra su propia vida o para llegar a ser lo suficientemente cobarde como para abandonar la batalla.

Bastó solo una fracción de segundo para que el acto estuviera consumado.  El rito macabro inició en el momento en que se miró frente al espejo para despedirse de esa cara que tantas veces lo había atormentado; con sus dedos sudorosos y vacilantes sintió el pulso intenso y tibio del corazón a través de su garganta, lugar donde trataba de ahogar el miedo con su saliva cada vez más espesa…  Luego, con el respiro más profundo de su vida, cerró sus ojos en un acto de redención con el Todopoderoso y sin pensarlo más, rozó el filo de la navaja en la cálida y palpitante piel que cubría la arteria por donde corría su existencia desde que tenía consciencia.

Primero, fue un dolor intenso, luego, sintió un mareo que bien podría ser el temor al arrepentimiento o el pánico de ver cómo su sangre gorgojeaba desde su garganta y se escurría por su cuello…  Se sentó…  Sus piernas no podían sostener más su cuerpo tembloroso y expectante… Ya no había vuelta de página…

Mientras el líquido rojo, denso y cálido dejaba su olor a óxido en los últimos respiros, el hombre empezó a sentir la paz que tanto había anhelado; sin embargo, los recuerdos empezaron a deslizarse por su turbia mente y pensó en unas cuantas personas a las que iba a extrañar en este viaje personal.  Sintió pesar de saber que no tendría la oportunidad de despedirse, recordó algunos momentos gratos de su paso por la vida y se preguntó quién sería el que encontraría su cuerpo desangrado.

En estos segundos de semi-consciencia sintió un enorme deseo por cerrar sus ojos y dormir, el mismo efecto que muchas noches habían causado sus pastillas mezcladas con licor.  Encontró refugio en el frío piso del baño que ahora no parecía tan glacial como otras veces lo habían sentido sus pies.  Fue así como tendió su cuerpo hasta encontrar cierto confort en la incómoda posición que fue gestando su propia pesadez. Cerró sus ojos mientras que su respiración se hacía cada vez más abrupta pues la sangre había empezado a invadir algunas calles que conducían el aire hacia sus pulmones.  Segundo a segundo, el hombre simplemente se relajó y dejó que su vida se escurriera a través de su garganta, una vida húmeda y tibia que ahora se estaba desparramando en su pecho, brazos y en el enlosado que alguna vez escogió con gran ilusión para un futuro que pensó tendría un final diferente.

Katmarce--

domingo, 8 de mayo de 2011

LA BATALLA DE DOS MUNDOS: PRIVACIDAD VERSUS MODERNIDAD


La reciente polémica desatada en los últimos días –y no necesariamente la de si Bono estuvo o no en el Puerto- sobre el descubrimiento del rastreo que los celulares de Apple y Android de Google estaban realizando de forma automática, a través del almacenamiento de una base de datos con los lugares visitados por los usuarios, es un trozo de carne que merece masticarse despacito.

Aunque ya Apple anunció que deshabilitaría la función que permite armar un historial de ubicación de sus clientes, siempre queda sobre el tapete la posibilidad que tienen los magos de la informática para desarrollar aplicaciones con usos inimaginables a espaldas de todos los demás mortales.

No obstante, el tema del rastreo “conspiratorio” no es algo nuevo, eso lo vengo escuchando desde que hay satélites girando alrededor de nuestro planeta, lo que sí he de reconocer es que en la actualidad la tecnología está decidida a penetrar más en la cotidianidad de nuestras vidas, incluso hasta en los bolsillos de nuestros pantalones, dirigiéndonos hacia un futuro que parece haber sido presagiado por las mentes de los autores de ficción que tanto me cautivan.

Todos los días vemos cómo el mercado de consumo incrementa la oferta de juguetes que despiertan nuestra fascinación –y me incluyo en ese grupo- más funciones, mejor diseño, más utilidad… En fin, las compañías se esmeran por satisfacer los exigentes y diversos gustos de los usuarios y luchan por estar a la altura de las nuevas generaciones que están hambrientas por absorber la innovación en sus biberones.

La ebullición de las redes sociales, el boom de Internet y, ahora, las múltiples aplicaciones que se alían con campañas de mercadeo son parte del avance de la ciencia, pero qué tanto van en detrimento de nuestra privacidad.  ¿Seremos todos conscientes que cada día estamos más expuestos tanto como si saliéramos en ropa interior a la calle?...

Creo que algunos somos más cuidadosos –o al menos lo intentamos- cuando compartimos o escribimos algo en Internet y con quién lo hacemos, pero siempre, al final, nos terminamos involucrando, queramos o no, en esta tendencia.  ¿Y qué hay de los más jóvenes que aún no tienen un criterio formado al respecto y se dejan llevar por esta sociedad “moderna” solo para ser parte de ella?

Es aquí donde surge el lado antagónico de esta reflexión, al contraponer dos extremos que parecen encaminarse hacia esquinas opuestas del cuadrilátero:

Si abrazamos con gozo la tecnología y sus grandes beneficios, ¿estaremos dejando de lado nuestra privacidad para convertirnos en autómatas, seres controlados y expuestos?.  O, si por el contrario, preferimos conservar ese lado humano y hasta espiritual que nos incita a reservar espacios para nuestro único deleite, ¿nos podríamos convertir en piezas obsoletas, inadaptadas y carentes de engrase para encajar con las ventajas de la modernidad?...

Katmarce—

domingo, 1 de mayo de 2011

MEMORIAS DE UNA VISITA HISTÓRICA


Postal que se conseguía en aquel entonces
Hoy fue el día más maravilloso de todos porque vino el Papa”… Eso lo anoté el 2 de marzo de 1983 en un diario personal que escribía en aquella época sobre acontecimientos que yo consideraba relevantes en mis días de escuela.

Justamente, al ver algunas imágenes de los congregados anoche en el Estadio Nacional celebrando la beatificación del Papa Juan Pablo II, se me antojó buscar esos recuerdos de aquella inocente chiquilla que se maravillaba por pequeñas cosas.

Aunque en este caso, no era para menos.  Este Papa Viajero fue un hombre carismático que se propuso llevar un mensaje de paz a la mayor cantidad de países posibles; además, creo que su imborrable sonrisa sincera fue una de sus grandes cualidades para conseguir el cariño de muchos.

A lo que vine, continúo con lo vivido hace 28 años según lo puedo reconstruir...

Con mucha antelación, los medios estuvieron anunciando aquella visita, adobando la información con las sentidas notas de “Amigo” de Roberto Carlos, tema que oficializó este importante episodio de la realidad nacional de entonces. Probablemente toda esta exposición mediática fue la que me condujo a compartir la emoción colectiva de los ticos, pues a mi corta edad no tenía mucha conciencia de las implicaciones históricas del hecho.

Gracias a que mi familia conocía de antemano el recorrido que haría el Sumo Pontífice por San José, en su Papamóvil, mis papás me llevaron al Paseo de los Estudiantes, después de la hora de almuerzo. Según lo documenta mi breve relato, estuvimos ahí hasta entrada la noche.

La imagen del Papa saludando a todos los que estábamos apostados a lo largo de esa calle es imborrable, pues causó un gran impacto en la impresionable niña de entonces. Bastante apretujada y luchando por sobresalir entre el tumulto que obstruía mi visión, lo pude mirar brevemente, así como a la comitiva que lo acompañaba.

Como resultado de las largas y ansiosas horas de espera, llegué a mi casa muy cansada; sin embargo, mi diario igualmente deja ver, en palabras sencillas y honestas, el entusiasmo y admiración que sentía en ese momento al haber visto el rápido paso de este hombre de vestidura blanca y mirada afable.

Katmarce--